martes, 3 de julio de 2012

Consecuencias Cap. 40

-¡Maria Blake! ¿Como pudiste?- gritaba de un lado del teléfono.

-Yo.. yo...- me estaba volviendo tartamuda.

Me costaba respirar, y sentía la mirada de Eme atreves del teléfono. Sentia su respiración agitada, como si hubiera corrido la maraton, pero yo sabia que la única causa de su respiración agitada era por que había descubierto lo que había intentado disimular por dos meses.

-María, ¿estas bien?- me preguntó Tom.

Solo le hice un seña en mi garganta, no podía respirar, no sabia que hacer, tenia que hablar con ella y explicarle todo, pero no podía respirar, no podía hablar, ni siquiera podía pronunciar una palabra.

Lo único que Tom fue capaz de hacer, fue quitarme el teléfono y empezar a hablar.

-Es Tom.- respondió firmemente.

-Ahora no es un buen momento.- dijo.

-Yo le diré, adiós.- fue lo ultimo que le respondió.

Ahora me costaba aun mas respirar, sentía que mi cuerpo no respondía, mis piernas y manos tiritaban como descontrolados, como cuando de niña me dio temperatura muy alta y mamá apenas podía bajarmela  papá corría por toda la casa intentando hacer algo.

-María, María, por favor escúchame, no le puedes hacer esto a Aaron, ahora no eres solo tu, dos personas mas dependen de ti por favor.- me dijo sentándose  a mi lado.

Solo escuchar el nombre de Aaron me enojo mas, el era el único que podría haber abierto su gran boca.

-Mierda, María! Por favor, no me puedes hacer esto, a penas te conozco, respira.- sentía que me movía, pero ya no me sentía bien, ni para moverme.

-Sabes, voy... voy a llamar a una ambulancia.- me dijo recostándome en el piso, mientas sacaba su móvil.

-Necesitamos una ambulancia, urgente, calle 14, casa 34, es urgente.- hablo Tom.

Corrió hacia mi lado, levanto mi cabeza para luego reposarla en sus piernas.

-Vamos, María.- me gritaba.

Me sentía cansada, tenia ganas de dormir, entonces mis ojos seempezaban a cerrar.

-No, no, mantente despierta, yo se que tu puedes, hazlo por tu hijo o hija, tiene derecho a vivir.- me dijo.

Eso había sido lo mas tierno que me había dicho en todo este tiempo. Una lagrima salió de mis ojos, sabía que tenia que luchar, pero no podía hacer mucho, la respiración era cada vez era mas ahogada. Me prometí a mi misma que en cuento llegara la ambulancia podría cerrar los ojos.

Tom me hablaba ya un poco mas calmado, me contaba una historia de el y Aaron, aunque lo que el no sabia es que yo no quería escuchar nada de su primo. Entonces pasó algo que me tomo por sorpresa, Tom toco mi vientre. Quise mirarlo, pero apenas podía moverme, ahora no me hablaba a mi, le hablaba mi hijo o hija.

-Que suerte tiene Aaron de tenerte a ti y a tu madre, sabes me imaginaba que tener un hijo debe ser algo  agotador, María, si así se llama tu mamá, se lo ha tomado my bien.- dijo.

Entonces sentí agudo dolor en mi vientre, como si fuera una punzada, pero mucho mas fuerte, aunque nunca me dio apendicitis, el dolor debe ser lo mismo.

-Tom.- fue lo único que pude pronunciar.

-María, ¿te sientes bien?- me pregunto.

Fue en ese momento que sentí la ambulancia, en ese momento, pude cerrar los ojos, con el dolor en mi vientre y sin poder respirar.

Como se sentirá que te rompan el corazón, fue la primera pregunta que se me vino a la cabeza, no creo  que Aaron haya hecho esto de mala intención, pero si había traicionado mi confianza.

Cuando me desperte mire hacia mi lada derecho, y vi a mi madre, sentada, se le veía triste, con ojeras, aunque tocaba su vientre, que ya no era tan pequeño como yo me acordaba, aunque pensando mejor no he estado con ella desde hace dos meses, nunca había estado tanto tiempo separada de mi madre, de niña no podía ni siquiera separarme de ella una hora, en el colegio pasaba llorando.

-Despertaste.- dijo mi madre sacando de mis pensamientos.

-Si, ¿que pasó?- le pregunte.

-Pues, el medico lo llamó "crisis de panico" dice que tenias muchas cosas acumuladas, y que llego a un punto en donde no aguantaste mas.- me contó.

-¿Pero no es para tanto?- estaba preocupada.

-No, para nada, es solo que te tenían aquí por tu hijo.- dijo.

Era la primera vez que lo pronunciaba desde que me había ido de la casa, aunque ahora lo mas probable volviera y solucionara mis asuntos, por que no quería volver con Aaron por un tiempo.

-Mamá, yo... lo siento mucho, nunca quise que nada de esto pasara.- le dije mirando a sus ojos.

Creo que nunca me había sentido tan arrepentida de algo, aunque fuera lo mas lindo de la vida, había hecho un infierno la vida de mis padres, que no había medido las consecuencias de mis actos y ahora los estaba pagando, y lo pero de todo había perdido esa relación con mi madre que tenia, y aunque la podía recuperar nunca iba a ser lo mismo, y mis padres nuca mas me mirarían de la misma manera.

-No, María yo debería haber estado ahí par ti, no tu novio, no tu abuela, yo, yo soy tu madre, nadie mas que yo se debería haber hecho cargo.- Aunque en parte lo que decía era cierto, me sentía mal, sentía que sus palabras eran consecuencias de mis acciones.

Consecuencias, eso era en lo que nunca pensaba, eso era lo que demostraba que yo  seguía siendo una niña, un bebé, que no pensaba en las consecuencias de mis actos, de lo que decía, ni como actuaba. Ahora me daba cuenta que era una niña esperando a cuidar a otra niña, ahora por primera vez sentía lo que sintió mis padres, decepción, pero lo peor, es que sentía decepción de mi misma.

Entonces fue eso lo que me hizo cambiar, quizás no cambiar de un momento a otro, si no como pensar las cosas desde ahora en adelante, debía meditar cada acto, por que cada acto tiene su consecuencia, pero depende de cada uno cuan grande sea su consecuencia y como influye en los demás.

-Mamá, quiero volver a casa.- le dije.

-Pensé que nunca lo dirías.- me dijo con una sonrisa.

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Corto lo sé, pero se viene el final y quiero tener buenos capítulos así que aunque son cortitos, creo que son buenos (: Y ya empezó el invierno así que espero que estén abrigadas para el frío invierno.
Bueno las dejo, prometo publicar, no sé cuando, pero publicaré.
Cuidaos, comenten y feliz invierno!
Montse