lunes, 13 de diciembre de 2010

No Merece Esa Reacción Cap. 36

-María, ¿que es lo que tienes?- me pregunto Tony.

-Es solo... una basurita en el ojo.- le dije mientras intentaba secarme las lagrimas.

-¿Y me vas a decir que justo te entro una en cada ojo?- me pregunto.

-Mmm... si.- le dije escondiendo mi cara.

-Bueno... si no quieres decirme.- me dijo mirandome y haciendo una cara de perrito.

-No, no te quiero decir.- le dije con una sonrisa en mi cara.

-Bueno, pero por lo menos te saque una sonrisa.- dijo Tony también sonriendo.

-No... no entiendo, pero no es necesario reaccionar de esa manera.- le dije con una cara más preocupada.

-Es Ashley, se puede esperar cualquier cosa de ella.- me dijo más seguro de lo que decía.

-Pero no merece tal reacción.- le dije

-Intento hacer que sea como antes, pero ella es muy terca, además creo que se siente sola, y no es que no la comprenda, se por lo que esta pasando, pero ni en mi confía.- me dijo Tony.

-No la culpo, pero no es la misma de siempre, quiero a mi amiga devuelta.- dije mirando hacia el suelo.

-Mejor, ¿por que no hablas con ella?- me dijo cogiéndome las mano.

-Buena idea, ahora mismo voy a ir con ella.- le dije más feliz.

-Creo que sufres de bipolaridad, por que mujer si que cambias de animo.- me dijo riendo.

-Gracias Tony.- le dije mientras me levantaba y iba a buscar a Ashley.

Camine tranquilamente a donde estaba Ashley.

La encontré sentada en una banca con unos chicos que nunca en mi vida había visto.

-Ashley, ¿puedo hablar contigo?- le dije.

-Claro, María.- me dijo con una sonrisa rara.

-¿Puede ser en privado?- le dije con un tono más bajo.

-Vamos, Ashely, ricitos de chocolate quiere hablar contigo.- dijo un chico con una gorra que le quedaba grande.

-Ya basta Xavier.-dijo riendo Ashley y luego tirandole un beso.

Camino a mi lado y me cogió por el brazo.

-Bueno, ¿que quieres hablar conmigo?- me pregunto.

-Es... es sobre... sobre ti, es que no sé por que te comportas así.- le dije mientras ponía mi mano en mi cuello.

-¿De que hablas?- me pregunto Ashley como si no entendiera nada.

-Hablo de ti... de que te estar portando de una manera distinta, como si fueras más rebelde.- le dije sentándome en una banca.

Ella se puso al lado mío y cogió mi mano.

-María, las cosas nunca son como queremos.- me dijo.

-Pero si quieres y le pones empeño puedes lograr lo que quieras.- le dije

-Sabes María, yo pensaba igual que tu, pero me di cuenta que así no lograba nada, y ahora lo estoy perdiendo todo.- me dijo.

-Lo sé, yo sé lo que es perder alguien que amas, lo sé, pero no debemos dejar que esas cosas nos derriben, tienes que ser fuerte.- le dije mirándola.

-No, es que no quiero esto, es muy injusto.- me dijo a punto de ponerse a llorar.

-La vida es injusta, pero solo tenemos que vivirla con ganas.- le dije.

-María no se que hacer.- me dijo.

-Ser tu misma.- le dije dándole un abrazo.

-No lo sé, María, aunque no me siento muy cómoda con ellos, me encanta como ellos me tratan, me siento importante a pesar de todo.- me dijo con la cabeza gacha.

-Si, pero no es la Ashley verdadera, estas siendo los que ellos quieren que seas.- le dije.

-Entonces, ¿cual es la verdadera Ashely?- me dijo con un tono más brusco.

-La que es extrovertida, la que no le importa que piensen los demás de ella, la que ríe con todo.- dije sonriendo.- No te debes dejar caer, por cada caída nos debemos levantar.

-Gracias.- me dijo.

-No fue nada.- le dije separándome de ella.- Ahora vamos a clases o si no llegaremos tarde.

-No, en verdad gracias, pero me lo tengo que pensar, no se como preguntárselo a la almohada.- me dijo con una sonrisa un poco rara.

El día transcurrió normalmente, aunque se veían muy pocos cambios de Ashley, pero por lo menos hice algo.

Estaba feliz de que todo ya empezara a solucionarse, poco a poco.

Aunque estaba entusiasmada de que ya fuera la noche para poder ir con Aaron a cenar, aunque un poco nerviosa por si no salía algo bien.

-Ya se pueden ir.- dijo el profesor.

Cogí mis cosas y salí corriendo a buscar mi bicicleta.

Cuando llegue a casa, subí corriendo a mi cuarto, para ver qe me podría poner.

Revise mi armario de arriba a abajo, que combinaba con que, ropa que ya me había puesto. Al final saque tres conjuntos de ropa.

Elegí el último, era un vestido rosado con blanco y café, zapatos color café y una cartera del mismo color.

Llamaron a mi puerto, arregle un poco mi pelo, ya que lo tenía todo en la cara, y fui a abrir.

-María, ¿estas lista?- me pregunto mi madre ya vestida para la ocasión.

-Me ducho y ya.- le dije.

-Pues apúrate, Aaron esta por llegar.- me dije subiendo un poco el tono.

-Estoy lista en cinco minutos.- le dije, mientras me cubría con la puerta para intentar cerrarla. Y no era por que quería sacar a mi madre de mi cuarto, era por que no quería que Aaron me viera así.

Después de diez minutos, mágicamente, estaba totalmente lista

Baje las escaleras rápidamente, al mismo tiempo intentando no caerme. No acostumbraba a andar con muchos tacones.

-Que guapa.- dijo Aaron al verme.

-¿Cuando has llegado?- le pregunte.

-Ni un hola o gracias por el piropo.- me dijo mirándome a lo ojos y al mismo tiempo acercándose a mi.

Y aunque suene algo cursi, esos ojos azules, me hacían sentirme completa, con esa mirada tan segura de si mismo y al mismo tiempo esos ojos que le tenían compasión a todo. Con aquellos ojos sentía como el mundo se paraba, cuando los miraba a los ojos.

Pero cuan rápido me di cuenta, todo el mundo me miraba para que respondiera.

-Mmmm... hola.- le dije a Aaron.

-¿Bueno, ya nos vamos?- pregunto mi madre.

-Claro.- Respondió mi padre.- María, vas con Aaron y nosotros en mi auto.

-Esta bien.- dije.

Mis padres y la abuela fueron hasta el garaje, para poder ir ya partiendo, mientras que yo y Aaron caminábamos lentamente al auto tomados de la mano silenciosamente.

Pero algo andaba mal, y me di cuenta el mismo momento en cuando ponía la alarma, y Aaron miraba hacía la pared intentando olvidarse de algo.

-Vamos.- le dije cuando empezó a sonar el pito para salir de casa.

Saco las llave de su bolsillo, mientras abría su auto.

Me abrió la puerta como siempre, pero sentía que mi Aaron no estaba allí.

-¿Estas bien?- le pregunte, cuando entro al auto.

-Si, no me pasa nada.- me dijo mientras me daba un beso cálido y dulce.

En camino al restaurante, hablamos de muchas cosas y reímos de muchas cosas que decíamos, hasta que salió un tema no muy agradable.

-María, si te pidiera matrimonio, ¿ aceptarías?- me pregunto un poco nervioso.

-No crees que somos muy jóvenes, ni siquiera terminamos el colegio y tenemos toda una vida por delante.- le dije cogiendo su mano, mientra que con la otra el conducía.

-Si, pero es solo una pregunta.- me dijo.- Pero, ¿aceptaría?- me pregunto de nuevo.

-Claro, eres el único chico en mi vida.- le dije.

Minutos después ya habíamos llegado al restaurante.

Bajamos lentamente del auto y vimos como mis padres llegaban tras nuestro.

Cogimos la mesa diez, la que mi padre había reservado esta mañana.

La señora de la recepción nos llevó a una mesa muy apartada al final del todo, pero era mucho mejor, por que estaba todo lleno, hasta costaba caminar entre las personas sentadas.

-Que linda mesa.- dije al verla.

-Bueno, su camarero viene enseguida.- dijo la señorita, mientras daba la media vuelta para irse de nuevo a su lugar de inicio.

Nos sentamos silenciosamente en la mesa, para luego ver la carta de comida.

El camarero llego unos minutos después de que la señorita se había ido. Todos pedimos cosas muy distintas, aunque yo probé cada plato que habían elegido.

Hablamos de muchas cosas, hasta que llegó un tema que no esperaba para nada.

-¿Y cuando se van Aaron?- pregunto mi padre.

-¿Que?- pregunte muy exaltada.

Aaron intento no mirarme.

-Responde, Aaron, ¿cuando te vas? y ¿cuando pensabas contarme?- le dije ya muy enojada.

-Yo... yo.- intento responder mis preguntas.

-Perdón, no me quería entrometer entre ustedes.- dijo mi padre.

-No, me doy cuenta que aquí sobro, por que de seguro ya todos sabían de esto.- dije levantándome para salir al patio de adelante.

Cuando estuve afuera, me senté en un tronco que había cerca de donde habíamos aparcado.

-María.- sentí como Aaron me decía por la espalda.

-¿Cuando vuelven?- le dije ya un poco más calmada.

Se puso la mano en el cuello y respondió:

-Quizás no volvamos.- me dijo mirando hacía abajo.


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"Love is like the wind, you can't see it but you can feel it" - Nicholas Sparks (A Walk To Remember)

Mil disculpas, se que me atrase un montón, pero aquí estoy de vuelta y prometo que nunca más voy a dejar el blog por tanto tiempo. Espero que les guste el capítulo, es un poco largo, pero se lo merecen. Y si Aaron se va!!!! Aunque quien sabe si sera para siempre.

Bueno comenten, cuídense mucho

xoxo

Montse